El autor intenta, confrontado a Benjamin con Habermas, una reformulación anamnética y compasiva de la cuestión política. En este libro se asume un tipo de memoria histórica como posible criterio para ensayar una radicalización democrática sin renunciar, por ello, al carácter racional y argumentativo del pensamiento práctico. Se propone, pues, una lectura orientada a seguir ahondando en la idea de justicia democrática por medio de una reflexión - sobre el lenguaje, la experiencia y la historia- realizada desde la preocupación por el sufrimiento injusto.