La visión de Jerusalén reducida a escombros conmueve el corazón del profeta, que toma la pluma y escribe su poético lamento: «¡Cómo ha quedado solitaria la ciudad de pueblo numeroso! Ciertamente llora en la noche, y su lágrima está sobre sus mejillas; no tiene consuelo de todos los que la amaban».
Atribuido tradicionalmente a Jeremías, El libro de las Lamentaciones –o Eijá, por su nombre en hebreo– está compuesto por cinco poemas que describen el sufrimiento de ver derrumbada la ciudad en la que moraba la Shejiná, hasta el extremo de preguntarse si no habrá decidido HaShem retirar su favor a su pueblo a causa de sus tantas transgresiones.